Nanocosmética – Las nanotecnologías y la fabricación con nanomateriales están permitiendo una evolución muy grande en todas las áreas de la ciencia y la tecnología. Y entre ellas, cómo no podía ser de otra forma, se han aplicado nuevas tecnologías al sector cosmético, esa rama de la industria farmacéutica que aglutina los artículos de perfumería, higiene y belleza y que mueve una enorme cantidad de capital en todo el mundo.
Abordando la fabricación de un producto cosmético desde la escala nanométrica, se pueden crear nanomateriales -basados en los ingredientes originales, pero con propiedades distintas- y desarrollar las modificaciones necesarias para que las sustancias activas de la fórmula puedan superar sin dificultad el filtro natural de la epidermis y penetren en nuestro organismo.
¿Qué es la nanocosmética? Introducción a las nanotecnologías aplicadas a la cosmética
En la industria cosmética tradicional, se da por asumido que la mayor parte de las sustancias activas que se usan en la formulación de un producto cosmético nunca conseguirán penetrar nuestra piel. Por lo menos, esta máxima se aplica un gran número de artículos como cremas, geles, lociones, bálsamos, y todo tipo de presentaciones cosméticas que se usan directamente sobre la piel. Aunque no a todos: por ejemplo, la pasta dentífrica o los productos de nutricosmética, al consumirse por la vía oral, no se ven expuestos a los filtros de la piel.
La epidermis, la capa exterior de la piel, que está diseñada especialmente para ‘proteger nuestro interior del exterior’, actúa como filtro ante cualquier sustancia externa que trate de penetrar a nuestro organismo a través de la piel. Y la cosmética tradicional no permite a los ingredientes activos de una fórmula cosmética superar esta primera barrera e introducirse en nuestro organismo, puesto que las moléculas de un producto cosmético y de sus ingredientes son demasiado grandes. Y por lo tanto, los efectos previstos de estos productos cosméticos afectarán principalmente a la capa exterior de nuestro cuerpo.
Con el desarrollo de las nanotecnologías y nanomateriales, parece ser que los científicos ya han encontrado la forma de superar la muralla natural que constituye la epidermis. Y es mediante el uso de partículas o cápsulas de un tamaño muy reducido -mil veces más estrechas que un pelo-, que puedan penetrar sin problemas en nuestro organismo. Esta confluencia que se genera con el uso de nanotecnologías y nanomateriales para la fabricación de productos cosméticos de nueva generación ya tiene un nombre, que resuena en todos los encuentros del sector: nanocosmética.
A dia de hoy, las innovaciones en nanocosmética permiten diseñar microcápsulas que son capaces de superar el filtro de la epidermis y transportar ingredientes activos hasta el interior de nuestro organismo. Existen varios tipos de microcápsulas, dependiendo del uso que se les quiera dar. Y las más frecuentes en nanocosmética son las conocidas con el nombre de liposomas, y que se definen como «cápsula transportadora de principios activos».
Sin embargo, las aplicaciones de la nanotecnología en cosmética no se limitan a la posibilidad de superar el filtro de la epidermis. Por ejemplo, al diseñar un producto cosmético a escala nanométrica, se pueden realizar algunos cambios muy interesantes en el color -volver las cremas casi transparentes-, así como en la textura. Y la previsión es que, en un futuro inmediato, este abanico de aplicaciones en nanocosmética siga creciendo a pasos agigantados.
Aunque esperamos que este crecimiento vaya acompañando también de las correspondientes medidas de control y seguimiento por parte de las autoridades sanitarias europeas (como hasta ahora han venido haciendo). Los productos de nanocosmética aún generan recelo entre algunos grupos de científicos y consumidores, y sus dudas son razonables. A día de hoy, la comunidad científica aún no se pone de acuerdo sobre el nivel de seguridad que ofrece usar la escala nanométrica en un gran número de industrias e ingenierías. Y tampoco cuenta con pruebas certeras de cómo nos afectarán a largo plazo a nivel sanitario y mediambiental.
Por un lado, se desconoce -aunque se sospecha- que los residuos de estos nanomateriales podrían acumularse en nuestro organismo -como pasaría por ejemplo con los metales. Y por el otro, tampoco se ha podido evaluar a largo plazo el impacto que estas partículas desarrolladas en laboratorios puedan generar en nuestro ecosistema.
Principales ventajas de la nanocosmética respecto a la cosmética tradicional
El uso de las nanopartículas en productos cosméticos cuenta ya con un par de décadas de tradición. Mediante las nanotecnologías, desde principios de siglo XXI se ha conseguido diseñar y fabricar protectores solares que, gracias al uso de micropartículas de óxido de zinc y dióxido de titanio, resultan tanto o más efectivos que uno convencional, y que a la vez resulten prácticamente invisibles a la vista. Y a día de hoy existe un gran abanico de artículos de protección solar en el mercado, que han sido diseñados o bien modificados mediante la nanocosmética.
A día de hoy se sigue investigando -en paralelo a desarrollos de nanotecnologías en otras áreas científicas- para encontrar nuevas aplicaciones de los nanomateriales y la nanotecnología para la industria cosmética. Y cada año hay nuevas revelaciones en este campo, y se amplia la gama de artículos rediseñados a través de la nanocosmética. Y es que la nanotecnología ofrece algunas ventajas que los grandes laboratorios han sabido aprovechar para desarrollar productos y encontrar aplicaciones de los nanomateriales para el sector cosmético.
Los nanocosméticos, entre otras cosas:
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- Permiten mejoran la estabilidad de algunos de los ingredientes (vitaminas antioxidantes, ácidos grasos, fragancias…) que llevan los cosméticos.
- Aumentan la fotosensibilidad, eficacia y la tolerancia de varios filtros ultravioletas en los protectores solares.
- Contribuyen a que la aplicación de los cosméticos resulte más fácil, ofreciendo nuevas texturas mejoradas.
- Nos permiten crear productos casi transparentes.

¿Cuáles son los principales usos de las nanotecnologías en el sector cosmético?
Las nanopartículas son partículas de tamaño diminuto que han sido diseñadas en un laboratorio y, en el caso de la cosmética, se usan en cremas solares, cremas antiarrugas, cremas hidratantes, artículos dentífricos, esmaltes de uñas…
Los nanocosméticos pueden aparecer presentados en forma de nanoemulsiones, liposomas, nanocápsulas o polvos micronizados.
A través de estas microcápsulas, se consigue transportar a nuestro organismo, superando los filtros de la epidermis, un gran número de ingredientes activos:
- Vitaminas A, C y E
- Resveratrol
- Ácido Hialurónico de bajo peso molecular
- Ácido Salicílico
- Ácido Glicólico
- Mandélico
- Silicio orgánico, entre otros.
Uso de nanotecnologías en la dermocosmética
En el caso de la dermocosmética, se están empleando las fórmulas con nanocosméticos para tratar un gran número de problemas y situaciones dermatológicas. Y se usan precisamente debido a esta propiedad de la nanocosmética que consiste en facilitar la absorción de ingredientes.
Partiendo de que vamos a contar con una mejor absorción de los ingredientes activos, podemos diseñar cosméticos especialmente pensados para tratar distintos problemas dermatológicos. A día de hoy, podemos encontrar en cualquier oficina de farmacia un gran número de nanocosméticos que te permiten actuar en:
- Pérdida de elasticidad.
- Deshidratación.
- Envejecimiento prematuro.
- Sobrepeso y celulitis.
- Arrugas de expresión.
- Aparición de manchas.
- Pérdida de cabello.
- Tendencia anéica.
- Pieles intoxicadas.
- Tono cutáneo.

Legislación en naocosméticos y Seguridad del Producto
Los nanocosméticos son productos cosméticos, fabricados o modificados mediante el uso de nanotecnologías. Entre los ingredientes de un nanocosmético, siempre habrá alguno -o algunos – que ha sido creado o modificado en un laboratorio. Al tratarse de una tipología de productos totalmente nueva, fruto de una evolución tecnológica, su uso suscita algunas dudas entre la comunidad científica.
Ya hace algunos años que podemos encontrar productos de nanocosmética en el mercado, en artículos de dermocosmética y protección solar. Y por lo tanto, la legislación en cosméticos ya ha tenido en cuenta su existencial. De hecho, el uso viene regulado en el Reglamento (CE) No 1223/2009 del Parlamento Europeo y del Consejo de 30 de noviembre de 2009 sobre los productos cosméticos. Y en él se especifica que, en el Dosier de Seguridad de cualquier producto de nanocosmética deberá constar una Ficha de Nanoseguridad, con algunos dados básicos sobre la modificación que se ha realizado a escala nanométrica en el producto.
Tanto si quieres ofrecer una experiencia nueva en bronceado solar, como si quieres que tu producto cosmético presente un color muy llamativo, puedes recurrir al diseño de productos de nanocosmética. De hecho, a día de hoy, los grandes laboratorios estudian múltiples vías para aplicar la nanotecnología y el uso de nanomateriales al sector cosmético. Y no debería extrañarnos que los nanocosméticos, como tipología de producto, experimenten un gran crecimiento y evolución.
Sin embargo, deberíamos encontrar la forma de usar la nanotecnología de forma que:
- No resulte peligrosa para nuestra salud
- Respetemos el medio ambiente y encontremos la forma de gestionar los nanoresiduos, para que no se acumulen en nuestros ríos, mares y océanos como sucede a día de hoy con el plástico.
Un nuevo reto: la Gestión de los residuos de nanocosmética
En este sentido, la Comisión Europea ya está evaluando los riesgos de los nanomateriales y las nanotecnologías a través del Comité Científico de los Riesgos Sanitarios Emergentes y Recientemente Identificados (CCRSERI), más conocido por sus siglas en inglés SCENIHR.
Aunque los estudios por ahora disponibles del Comité Científico aún no son capaces de determinar con exactitud el riesgo de esta nueva tecnología para la salud humana y para el medio ambiente, el SCENIHR sí ha advertido que los nanomateriales pueden acumularse dentro del cuerpo humano (lo mismo que los metales o partículas muy pequeñas como los microplásticos) .
Y asimismo, el SCENIHR también ha podido demostrar que al liberar nanopartículas modificadas mediante la tecnología en el medio ambiente, se generan residuos que aún no está muy claro como se podrán eliminar. Por ahora, solo se ha podido constatar que estos nanomateriales no siempre se destruyen tras el uso de un nanocosmético, y que podrían estar acumulándose en nuestro medio ambiente.
Precisamente son estas dudas sobre la supuesta seguridad de los nanomateriales y las nanotecnologías, las que centran a día de hoy el debate científico. Y en ese sentido, deberíamos poder llegar a un conseno de mínimos: «En tanto que no seamos capaces de establecer cuáles son los riesgos reales de los nanocosméticos para nuestro organismo y para el Medio Ambiente, no seremos capaces de desarrollar políticas efectivas en sostenibilidad mediambiental».